4. Compara distintas opciones de créditos: Antes de transformar tu renta en un crédito hipotecario, deberás de conocer qué opciones de financiamiento tienes disponibles, así como el monto máximo que te ofrecen, los plazos, la tasa de interés y si tienes la opción de realizar pagos adelantados.

5. Calcula la relación precio-alquiler: Podrás determinar si la compra de esa propiedad te resulta más conveniente que rentarla a través de una formula muy sencilla, la cual consiste en dividir el precio promedio de la vivienda entre la renta anual media, si el resultado se ubica entre 1 y 15 lo más recomendable sería comprar, pero si va de 16 a 20 o más, lo mejor sería alquilar. Por ejemplo, si el costo de un departamento es de $4,254,000, pero su renta anual es de $213,000, la relación precio-alquiler sería de 19.97, por lo tanto, rentar sería lo más recomendable para tus finanzas.

6. Considera tu capacidad de endeudamiento: Para esto, deberás de tener en cuenta tus ingresos y tus gastos fijos, como servicios, transporte, comida o actividades recreativas; de manera que las mensualidades de tu crédito no afecten tu capacidad de cubrir esos gastos. Una recomendación, es que dichos pagos no superen el 30% de tus ingresos.